El Equipo de Misión Compartida de Barbastro inició su andadura hace tres años en la Comunidad de Barbastro tras haber realizado su formación con otros grupos provinciales. En esa etapa, compartieron vivencias y experiencias significativas en el crecimiento en la fe que les animó a formar este estilo de Comunidad.  Sentían que ese proceso ya vivido desde sus propios grupos en la niñez y juventud  renacía como “un nuevo comienzo”.

Tras este primer período, deciden formar esta pequeña Comunidad que este año se ha ampliado a cinco personas que comparten fe, vida y misión. De sus encuentros, en los que viven su camino espiritual a partir del evangelio, surgen “nuevos comienzos” que pueden transmitir a la comunidad educativa, a partir de necesidades o ilusiones nuevas que creen que pueden irradiar  hacia los demás.

Durante este tiempo han centrado su misión en el cuidado del Movimiento Calasanz, en su impulso y en su crecimiento en los procesos, desde los más pequeños al grupo Trobada de mayores, iniciado hace dos años, y que con esperanza intentan que vaya creciendo y manteniéndose a pesar de las dificultades, ya que muchos de ellos/as se irán de la ciudad. Contando con esta realidad, el sueño de acompañar a este grupo significa seguir sembrando y creciendo.

Este año, con la incorporación de dos personas más, el alcance se extiende a proyectar en lo celebrativo un espacio de vivencia y experiencia con las personas de la comunidad educativa de un modo  especial,  que suponga un encuentro compartido de fe y vida en Jesús. De nuevo, surge como necesidad de construir esa vivencia cristiana desde el equipo ya que no hay comunidad de religiosos. De ahí la importancia del acompañamiento que están recibiendo por parte de los equipos provinciales que les ayuda a avanzar.

Poco a poco, van haciéndose visibles aunque todavía tienen camino por recorrer. Y ahí está el sentido de este EQUIPO DE MISION, seguir creciendo, compartiendo, soñando, generando nuevos comienzos y contagiando VIDA.

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